Eran muchas las cuentas pendientes que la selección española tenía que ajustar con Dinamarca. El equipo escandinavo fue el verdugo de España en el último Mundial y en el último Europeo y ésta era la mejor ocasión para devolver la afrenta.
De las seis ocasiones en las que España se había enfrentado a Dinamarca en un campeonato del mundo, los 'vikingos' se habían impuesto en cuatro, pero eso no pesó esta vez en el Palau Sant Jordi. Un pabellón que lucía como nunca para acoger la cita más importante en la historia del balonmano español.
Cuando se cumplió el minuto 60, el marcador final de 35-19 constataba el hecho histórico que tanto se había anhelado. España conquistaba el título que se había ganado por primera vez hace ocho años en Túnez por un equipo en el que ya jugaban Albert Rocas y Alberto Entrerríos. Este último ha puesto el broche de oro a su carrera con el combinado nacional -anunció que tras la final no volverá a lucir más la camiseta de España- levantando el trofeo de ganador del primer Mundial que España organizaba en su casa en toda su historia.
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